Meditando en esta frase que recibí de un blog amigo, de la Iglesia de la Viña en USA, me puse a pensar en el porque tantas personas hoy en día están lejos de ser lo que Dios quiso que fuesen, y estar tan lejos de la Voluntad de El para sus vidas. "La iglesia", en muchos casos (y no quiero generalizar) ha perdido ese toque divino, esa Palabra fresca que viene del Espíritu Santo, ese "olor a pueblo" que hace que las personas se acerquen y disfruten de la compañía y Presencia de Dios en sus vidas. Me llama la atención poderosamente que en esta frase están contenidas las fallas más comunes de muchas iglesias de hoy en día y la causa principal del porqué no están influenciando ni impactando a su alrededor, mucho menos a su ciudad o nación: 1) No son diversas, es decir, no tienen un lenguaje apto para todo público, ni usan atuendos comunes, ni sus usos y costumbres se corresponden con el día a día de las personas. No ser diversa es no aceptar nada mas que lo impuesto, lo tradicional, lo que ha dado resultado por años es lo que se sigue... y seguirá, mientras el liderazgo de esas iglesias no se de cuenta de que Jesús era diverso, le gustaba la diversidad, su mas elocuente muestra... los 12 discípulos.
Una iglesia diversa, atiende las necesidades emocionales, sociales, económicas y espirituales de una comunidad, va a dónde el estado no llega, ingresa en los grupos étnicos donde nadie trabajaría, atiende a los niños, a los adolescentes, a las mujeres, a los abusados, a los drogadictos, y lo hace con creatividad, se acerca a ellos, crea un ambiente donde estas personas se sientan seguras y allí ministran, se viste y habla como todos, "para ganar unos cuantos" (Pablo Dixit)
Dios es un Dios de Diversidad, ama a todos, odia el pecado; nos creó a todos, nadie es igual a nadie ni en esencia ni en lo físico, tan diversos somos que tenemos huellas digitales únicas e irrepetibles. Altos, bajos, gordos y flacos, feos y bellos, pobres y ricos... "venid a mi TODOS los que estén trabajados y cargados y los haré descansar" Mateo 11:28.
2) ¿Y que hay de la simplicidad? es una característica perdida en medio de las liturgias, los cultos, las formas y maneras de hacer iglesia. Otra vez volvemos al ejemplo del Maestro: sanó a un ciego ungiéndole los ojos con barro hecho con... ¡saliva!, perdonó a una mujer pecadora en medio de quienes quería apedrearla, caminó en medio del mar en plena tormenta, envió a sus discípulos de dos en dos, predicó a multitudes y luego a unos pocos les explicó el significado de sus palabras, alimentó a millares de personas hambrientas y les dijo luego "interesados", a quienes vinieron a El sólo por el pan. En fin como diría un conocido evangelista argentino, Dante Gebel: "Jesús es el Divino Showman por excelencia". Y aún así nos atrevemos a cantar las mismas canciones, a predicar las mismas cosas, a vestirnos igual, a saludar de la misma manera, a hacer una réplica cada domingo del mismo culto vez tras vez. Lo peor de todo esto es que nos preguntamos: "¿Porqué será que nadie viene a la iglesia?".
Simplificar el evangelio es predicarlo, donde sea, como sea y a través del medio que sea, un día se recogen ofrendas, otro no, un día se ora por los enfermos, otro no, un día se canta, otro no... En fin ¿acaso Dios es tan escaso que no podemos pedirle en cada reunión un plan diferente de acción? quizás es que ni pedimos. (Uy, aquí si me meto en aguas profundas, mejor me salgo inmediatamente de esta orilla).
Cierro esta reflexión con un fragmento de lo que recibí del mencionado blog:
"Por supuesto, el desarrollo de la iglesia y el discipulado aún son vitales; “las antiguas órdenes, son buenas órdenes”. Lo que quiero decir es que tenemos un montón de trabajo que hacer, y es necesario intentar nuevas formas (¡o viejas formas apostólicas!) de construir la iglesia de Dios. Para crecer, la iglesia tiene que diversificarse y al mismo tiempo, simplificarse. Creo que si podemos hacer ambas cosas, seremos capaces para hacer crecer un movimiento de iglesias que esté firmemente fundado sobre la verdad, mientras que también es capaz de incluir diferentes personalidades, diferentes culturas y diferentes estilos de ministerio."
Javier Naranjo